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“Les cobré lo que marcó el taxímetro y los dejé el hospital.
“Y lo que son las cosas, apenas hace dos semanas se me rompió la manguera del radiador a la altura de Lecumberri; eran como las 11 de la noche y pregunté por un taller mecánico.
“Cerré mi taxi y fui al lugar; el señor le habló a otra persona y ambos me acompañaron a donde dejé el coche.
“Cuando arreglaban el auto, un joven no me quitaba los ojos de encima, hasta que gritó: ‘Ya me acordé de usted, fue quien nos llevó cuando mi papá se lastimó la mano’. Yo no lo reconocí, porque de aquel niño a ese hombre había una gran diferencia.
“Sólo me cobraron la manguera sin mano de obra. El mensaje es claro, ayuden, que la vida misma compensa”.
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