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“Mi casa la construyó mi papá que es albañil y carpintero, por eso no nos queremos ir. Si el huracán se hace más fuerte, nos vamos caminando en el ojo del huracán que es cuando se pone más tranquilo, pero acá tenemos comida y todo. Nos vamos a quedar”, dijo Gonzalo, en una plática con esta casa editorial.
El joven, de 30 años, vive en la colonia 2 de octubre, junto con sus esposa e hijas en condición de pobreza extrema, en su vivienda en obra negra, a la que protegió con una lona.
Aunque inicialmente la invitación de las fuerzas armadas fue rechazada por desconfianza, ya rumbo a los refugios, algunas familias caminaron a la par de los Humvee del Ejército, para evacuar. Así, parejas con bebés, personas de la tercera edad, niños y familias completas abordaron los vehículos, con cajas de cartón llenas de objetos personales.
“Yo sí me quiero ir. Me da miedo el aire”, pedían los niños a padres renuentes, que confiaban en que sus casas estaban bien aseguradas.
Por la tarde, hasta los turistas, quienes inicialmente se pelearon con elementos de rescate porque se negaban a acatar las órdenes de seguridad, corrieron a sus hoteles y refugios cercanos con mochilas, documentos y objetos de valor.
La Coordinación Nacional de Protección Civil decretó alerta roja para cinco municipios de Quintana Roo y para 37 de Yucatán.
Por la noche, en redes sociales usuarios de Playa del Carmen, Cancún y Tulúm reportaron tormenta eléctrica, vientos fuertes, así como falta de energía eléctrica.







