Joven ingeniero del Edomex crea increíbles camiones a escala, le cumple sueño a su hijo

Austreberto Martínez Galván pasó de conducir taxis y autobuses a ser un ingeniero autodidacta que construye camiones de pasajeros a escala, incluso equipados con sonido.

Hace cuatro años, al estar desempleado comenzó con los diseños de las pequeñas unidades de transporte público; además, buscaba la manera de cumplirle un sueño a su hijo: andar en un carrito eléctrico.

En su taller adaptado en el patio de su casa, ubicada en Almoloya de Juárez, el también chofer contó que previo a la pandemia un accidente automovilístico lo dejó en cama por meses, se quedó sin trabajo y no tenía dinero para cumplir los deseos de su pequeño para el Día de Reyes.

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Por ello, con fierros viejos y material de reúso construyó un autobús sin tener conocimiento sobre ingeniería, mecánica o herrería.

Austreberto es un padre joven que ha logrado salir adelante y emprender una empresa inspirada por su hijo Álex, un menor con discapacidad al que sus papás “le han entregado cada minuto de su vida” y que ha sido el motor para alcanzar metas que nunca antes habían planteado, ni logrado.

Cada diseño a escala lo hace sin moldes y el objetivo es mantener esa esencia, que sean irrepetibles. Tienen espacio para transportar dos niños, miden 190 centímetros de largo, 43 de ancho y 65 de alto; dependiendo del modelo del autobús, hay algunos de dos pisos, y de dos y tres ejes.

Trabajan con dos motores eléctricos a 12 voltios, una batería de coche, está equipado con luces en el tablero y a lo largo de la unidad algunos cuentan con estéreo y bocinas para que el niño pueda ver incluso películas.

(Fotos: Jorge Alvarado, El Gráfico)

Cada autobús cuesta entre 9 mil 500 y 13 mil pesos según el equipamiento; se fabrican sobre pedido —solicita un anticipo y el cliente puede abonar hasta pagar el 100% para recibirlo—.

“El primer vehículo tenía algunas partes de DVD’s obsoletos, un diablito y fui a conseguir láminas tiradas, chácharas. No tenía conocimiento de nada, todo se me fue dando conforme lo iba imaginando, iba buscando los materiales necesarios. El resultado fue un camioncito que se exhibió en el kínder al que asistía mi niño”, recordó el hombre, a quien le ayuda su esposa con la construcción.

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