Durante una etapa de oración intensa, en 1720, san Pablo de la Cruz tuvo una visión de la Virgen María vestida de negro. Fue esta visión la que le confirmó su llamado a fundar la congregación en honor al luto por la Pasión de Cristo.
Con el paso de los años desarrolló un método específico de contemplación de la Pasión, en el que integró la experiencia mística con la vida cotidiana para encontrar significado en el sufrimiento, orientado en la conversación con uno mismo para facilitar la transformación interior.
Esta rica experiencia mística de San Pablo de la Cruz no solo fue fundamental para la fundación de los Pasionistas, sino que continúa inspirando la espiritualidad de la congregación hasta hoy. Su experiencia personal se convirtió en un modelo y guía para la vida espiritual de sus seguidores.
Concédenos, Señor, que san Pablo de la Cruz, cuyo único amor fue Cristo crucificado, nos alcance tu gracia, para que, estimulados por su ejemplo, nos abracemos con fortaleza a la cruz de cada día. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.