Regina, la mamá de Antonio y Rubí, planteó a sus hijos solicitar al juez decretar un aumento; sin embargo, eso les implicaría pagar un abogado.
Antonio, quien ya estudiaba una carrera universitaria, se enteró por un profesor que ejercía como litigante, de los servicios del Centro de Justicia Alternativa (CJA) del Poder Judicial de la Ciudad de México.
A través del servicio de mediación familiar, le dijo su profesor, se pueden dirimir controversias sin la necesidad de acudir ante el juez; los acuerdos quedan plasmados en un convenio, cuya fuerza legal es la de una sentencia.
Antonio acudió al CJA para conocer los requisitos del servicio, y Gustavo fue invitado a mediar. En la primera cita, Antonio y Rubí se presentaron en su calidad de adultos, ya sin su mamá.
Los hijos pidieron a Gustavo comprender que la pensión ya no alcanzaba. Y él ofreció hacer una propuesta en la siguiente sesión.
Para el segundo encuentro, Gustavo propuso aumentar el monto en 15%; sus hijos aceptaron, y así concluyeron la mediación, cuyo convenio firmaron.