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PREGUNTA:
Hola. Estoy a punto de dejar a mi novia, pero no me atrevo a lastimarla y estar en medio de un drama, pero me cuesta cada vez más trabajo estar con ella. Lo que pasa es que es en extremo sensible y me choca que llora por todo, si no vamos a donde quiere, llora; si no le llamo, llora; si sus amigas la ignoran, llora; si sus padres no le permiten algo o no le dan dinero, llora. Al principio me daba ternura eso y me gustaba el asunto de sentir que la protegía, pero ahora ya no me gusta nada su drama. Ayuda. Joaquín Z
RESPUESTA:
Lo que tiene tu novia no es sensibilidad extrema sino inmadurez. De hecho, el llorar es una de las técnicas de seducción que han empleado algunas mujeres desde hace siglos, la personalidad de la mujer que necesita ser cuidada, protegida y consolada por un hombre ha hecho que muchos caigan en sus redes porque justo los hace sentir indispensables, fuertes, lo que alimenta el ego de una manera muy sutil pero efectiva. Una persona que se la pasa llorando para que los demás le resuelvan sus problemas o para salirse con la suya es una persona chantajista e inmadura que no tiene otras alternativas para enfrentar situaciones medianamente complicadas, si quieres una pareja codependiente, estás con la persona correcta; si quieres una relación equitativa y donde no termines siendo el responsable de todas las desgracias busca una mujer con mayor madurez.
PREGUNTA:
Hola. No sé bien como exponer mi caso, lo que sucede es que a mi me gustan las mujeres con iniciativa, las que son atrevidas pero a mi novia como que se le pasa la mano pues es muy competitiva. No solo en el aspecto sexual sino en todo y con todas las personas. Como que nunca quiere ser menos que nadie y siempre está como a al defensiva o como tratando de demostrar que ella puede todo. El otro día dormí en su depa y yo muy romántico le preparé el desayuno y ella después darme la gracias me dijo: “ahora yo te voy a hacer el mejor café que hayas probado”. Así con todo. Ayuda. Adrián R
RESPUESTA:
Lo mejor que puedes hacer es hablar con ella y exponerle lo mucho que te incomoda que no pueda aceptar un simple gesto sin sentirse menos. A veces las personas competitivas no se dan cuenta hasta donde llegan con sus acciones y cuando alguien se las marca pueden recapacitar y mejorar sus conductas, en otras ocasiones necesitan un poco más de ayuda y es necesario que acudan con el psicólogo para ver de donde nace esa necesidad de validación pues en ocasiones es por una educación muy estricta o porque heredaron esa conducta de padres con ciertos complejos que no han superado.
PREGUNTA:
Hola, últimamente he tenido algunos problemas con mi familia y mi pareja y ya no estoy segura de hasta donde tengo que poner los límites y cómo hacerlo. Yo soy de las personas que tiendo a hacer lo contrario a lo que me dicen porque no me gusta que me manden. Desde niña soy de las que no se deja, y eso de que me digan qué hacer no va conmigo. Yo creo que los hombres no tienen porque decirnos cómo comportarnos y que somos libres, pero ese tema me tiene en constante pleito con mi familia y con mi actual novio. Consejo por favor. Lisbeth O
RESPUESTA:
Los límites son esos espacios sanos donde desarrollamos nuestra personalidad y nuestra vida en general que tiene que ver más allá del espacio físico, pues abarca la expresión de la personalidad, la toma de decisiones, la opinión personal, entre otros. Sin embargo, los límites están justo donde esas expresiones afectan a los demás. Si tú haces lo contrario a lo que te dicen no estás actuando por decisión propia estás solo reaccionando de una forma rebelde. Actuar de una forma o de otra debe ser resultado de una decisión en la cual está implícito que asumes las responsabilidad de tus acciones y no ser una mera reacción ya que en lugar de ser una demostración de madurez es justo todo lo contrario. Actuar en contra de lo que te dicen no lleva a nada ni siquiera te permite demostrar lo que para ti es importante, es más ni siquiera es una muestra de libertad pues estás bien atada a lo que los demás te digan para actuar en consecuencia. Esta actitud es muy común en las primeras etapas de la adolescencia pero se espera que sea superada pasados los 18 años de modo que ya no es lo esperado para una persona de tu edad.