En las ciudades, el riesgo también pedalea. La bicicleta, ubicada en la pirámide de movilidad en un lugar prioritario por ser el modo más vulnerable —solo por encima del peatón—, es alternativa económica y sustentable e implica responsabilidad en su uso.
Los datos lo confirman. Este año, en el C5 hemos registrado un promedio diario de 7.3 incidentes relacionados con ciclistas.
Las alcaldías Cuauhtémoc, Iztapalapa y Miguel Hidalgo encabezan la lista.
Dos casos de ciclistas esta semana evidencian los riesgos. En Iztapalapa, uno falleció arrollado al quedar en un punto ciego para el chofer de un camión, y en Gustavo A. Madero otro murió al cruzar por el carril confinado sin reparar en el avance del Metrobús.
Invadir vías rápidas, ignorar semáforos o aventurarse entre carros sin reconocer los puntos ciegos vuelve a la bicicleta una especie de ruleta rusa. Y el riesgo se multiplica cuando el propio ciclista renuncia al casco, luces, ropa reflectante o una simple revisión mecánica antes de salir.
La nueva ciclovía Gran Tenochtitlán, anunciada por el gobierno encabezado por Clara Brugada, ampliará las opciones para quienes eligen pedalear. Pero ninguna infraestructura reemplaza la atención individual.
¡Ponte al tiro! Y bien trucha
Revisar frenos, mantener llantas en buen estado, circular en el mismo sentido del tráfico y respetar las normas contribuye a tu seguridad.
Y si ocurre un percance, el 9-1-1 y los botones de auxilio activan la cadena de apoyo prehospitalario y policial. Pedalear no exige valentía, requiere responsabilidad.





