Desde las antiguas civilizaciones, la cerveza ha sido puente social, símbolo de hospitalidad, de ritual cotidiano. En muchas culturas, brindar con esta bebida es celebrar la vida, pactar la paz, cerrar un trato o simplemente acompañar el paso del tiempo.
El primer viernes de agosto, cuando se celebra su día internacional, es oportunidad para recordar que, así como tiene historia, también tiene sombras. Un momento de encuentro se puede transformar en episodio de riesgo cuando se confunde el gusto con el exceso.
Cada mes, en promedio, tres mil personas son atendidas en urgencias por complicaciones atribuibles al alcohol; casi la mitad llegó con intoxicación aguda.
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Además, hasta el 30 por ciento de las muertes en accidentes viales están relacionadas con el consumo de bebidas alcohólicas.
Situaciones que con responsabilidad y conciencia cívica se pueden evitar. No se trata de satanizar ni regañar, sino de mirar de frente una realidad: cuando el consumo se vuelve excesivo, el daño deja de ser teórico. La cerveza, ni ninguna otra bebida alcohólica, debe ser sinónimo de riesgo.
En la Ciudad de México, el área de Telemedicina del C5 —el primer Centro de Emergencias certificado por Salud federal en el país— se ha vuelto un apoyo clave en situaciones de emergencia, entre las cuales están las intoxicaciones por consumo de alcohol. A través de videollamada ofrece asistencia médica.
¡Ponte al tiro! Si la celebración sale de control, llama al 9-1-1. Si sigues la ruta de la cerveza, que sea con seguridad.


