La inclusión no es moda ni lujo, ni cosa de junio nada más. Cada acto y palabra, en la casa, calle, trabajo o la tribuna, suma o resta para hacer una ciudad para todas, todes y todos. Hay palabras que no son cualquier cosa. Marcan, hieren o cuidan. Decir “no seas nena” o “te ves muy gay” no es juego, es violencia que muchos ya ni notan porque se volvió parte del paisaje.
Ocurre en la calle y en la cancha. Frente al grito homofóbico en el futbol cada vez que el portero del equipo rival despeja no faltan los defensores del “así se ha hecho siempre”, aunque la tradición no es pretexto para insultar.
Incluso, en muchas expresiones cotidianas está la idea de una forma “normal” de ser hombre o mujer, lo contrario desata burla, desprecio o sospecha. Si un niño juega con muñecas, una mujer no quiere hijos, una pareja del mismo sexo se besa en público, aparecen las miradas, chistes, juicios.
Romper con esos moldes es una batalla hacia una sociedad donde cada una, une o uno pueda construir su identidad sin miedo. Empieza por cómo hablamos, tratamos o reaccionamos. Y también, con acciones desde el gobierno.
La Jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, impulsa una alianza con la ciudadanía y empresarios contra la discriminación. Desde el C5, nos ponemos las gafas arcoíris y por primera vez desarrollamos una atención de las emergencias con perspectiva inclusiva.
¡Ponte al tiro! Este sábado, la marcha por el Día del Orgullo es momento para contribuir a que la capital nacional sea un lugar para todas las personas.
@guerrerochipres


