El Centro Histórico (CH) vive una muerte lenta y autorizada. Miles de familias, trabajadores y empresarios dependemos de que sus calles permanezcan abiertas y funcionando, pero los constantes cierres, bloqueos y cercos lo han convertido en un espacio restringido, vacío y lastimado. Los comercios formales y negocios familiares operan al mínimo.
A esta crisis se suma algo incomprensible: durante manifestaciones, solo los manifestantes pueden entrar libremente, y muchos aprovechan para saquear o destruir comercios, mientras empresarios, empleados y clientes son retirados o se les impide el paso, sin posibilidad de proteger lo suyo. ¿De qué sirven tantos operativos si nadie protege realmente al CH?
En la administración de Claudia Sheinbaum existía diálogo, escucha y equilibrio entre gobierno, comerciantes y ciudadanía. Hoy ese equilibrio se perdió. Se agrega el crecimiento desmedido del comercio informal y la competencia casi imposible frente a productos chinos sin regulación. Ya no podemos más.
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No hay canal de comunicación, mesas de trabajo, interlocución ni sensibilidad hacia la crisis. Las decisiones se toman sin medir su impacto devastador.
Por ello exigimos: Apertura inmediata y permanente del Centro Histórico; una mesa de diálogo real y continua con empresarios; revisión profunda de protocolos de cierre; ordenamiento del comercio informal; estrategias contra la competencia desleal de importaciones y que se deje de castigar a quienes generamos empleo y movimiento en la ciudad.
No buscamos confrontar, sino ser escuchados. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, se comprometió a mantener el diálogo. Ese compromiso debe cumplirse ya. Empresarios Unidos del CH de la CDMX.


