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“Así, una vez se subió un joven, lo vi muy sacado de onda y llorando. ‘¿Qué le pasa?’, pregunté. ‘Es que me acaban de avisar que mi mamá se cayó de las escaleras y que la llevaron a Balbuena, pero no traigo dinero’, respondió.
“No se preocupe, yo lo llevo (total una dejada más o una menos, no me hace más pobre). Entonces, el chavo se tranquilizó, al final no le cobré, con la suerte de que ahí, afuera del hospital se subió otro pasajero.
“Iba muy serio y por la llamada que hizo, supe que un familiar había fallecido y que no tenía idea de cómo contratar el servicio funerario.
“Disculpe, le dije, escuché sin querer lo que está pasado, y si lo desea, lo puedo llevar a una funeraria; dijo que sí, lo trasladé ahí y luego a su casa.
“De algo sirven los estudios, por eso disfruto mi trabajo, ayudo a la gente y me entretengo”, finaliza Pedro.
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