El inicio del año no es solo un cambio de calendario, es un umbral energético. Desde la mirada esotérica, los primeros días del año concentran una vibración de orden y reacomodo interno.
Mi opinión es clara: quien inicia el año en acción, inicia el año con dirección. No basta con desear; es necesario mover la energía con actos conscientes.
Este ritual está pensado para realizarse a lo largo de la primera semana, integrando distintas acciones en un solo proceso espiritual de depuración, limpieza y manifestación.
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La primera acción es soltar lo material para liberar lo energético. Donar, tirar o escombrar objetos viejos, rompe apegos y cierra ciclos pendientes. Cada cosa que se va permite que la energía estancada se disuelva. Mientras se realiza esta limpieza, se recomienda decretar:
“Suelto lo que ya no necesito y hago espacio para lo nuevo.”
Una vez depurado el entorno, se continúa con la purificación del espacio utilizando incienso de copal. Esta resina sagrada, empleada desde tiempos ancestrales, limpia energías negativas, protege el hogar y consagra el lugar donde se sembrarán las nuevas intenciones. El copal actúa como puente entre lo físico y lo espiritual.
Durante este proceso, se aconseja portar un talismán —obsidiana, ojo de tigre o una llave simbólica— que funcione como ancla energética. El talismán se carga con intención personal y acompaña durante toda la semana, recordando el compromiso con el cambio.
El elemento central del ritual es el fuego, una práctica esotérica fundamental para manifestar. Encender un cirio blanco ayuda a atraer claridad, equilibrio y protección espiritual; mientras que un cirio dorado potencia la abundancia, el crecimiento económico y el reconocimiento material. Frente al fuego, se recomienda pronunciar el siguiente decreto:
“Con este fuego activo mi voluntad. Ordeno mi energía, abro mis caminos y afirmo mis deseos. La claridad, la abundancia y la protección me acompañan. Así es, así será.”
Desde mi experiencia, el verdadero poder de este ritual no está en los objetos, sino en la disciplina espiritual y la coherencia entre pensamiento, palabra y acción. Iniciar el año con conciencia es una forma de respeto hacia uno mismo y hacia los ciclos del tiempo.
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