Acusada de secuestro agravado por participación indirecta en un fraude planeado por su hijo, María cumple condena en el , Estado de México.

María lleva 15 años , acusada de secuestro.

Su caso está directamente relacionado con su hijo Tony y un amigo de este, quienes planearon un secuestro simulado para de la madre de la novia de Tony.

Lee también:

La supuesta víctima era una joven de 22 años que mantenía una relación con Tony, aunque él tenía otra pareja simultáneamente. Ambos jóvenes fingieron su secuestro con el propósito de extorsionar, pero el plan terminó convirtiéndose en una acusación penal por secuestro agravado, que también recayó sobre la mujer.

¿Cuál fue la participación de María en el delito y qué consecuencias ha enfrentado en prisión?

La participación de María fue indirecta. Ella misma reconoce que fue permisiva con su hijo, quien creció en un entorno marcado por la violencia y la adicción. Asegura que su papel en el delito fue permitir, no actuar ni detener a su hijo cuando lo necesitaba. “Mi hijo fue a buscar a la calle el amor que yo no le di”, reflexiona con tristeza.

Cuando la policía la detuvo, fue dentro de su casa. Recuerda que los agentes le exigieron llamar a su hijo para que regresara, y cuando este apareció, los oficiales dispararon, lo vio caer en la banqueta antes de que los detuvieran a ambos.

Desde entonces, la vida de María se ha desarrollado entre muros. En prisión, ha enfrentado pérdidas irreparables: uno de sus hijos murió, mientras ella estaba presa, al caer de un edificio cuando estaba trabajando como electricista.

Le permitieron verlo solo cinco minutos dentro del ataúd. A pesar de ese dolor, María ha encontrado nuevas formas de resistir: estudia, trabaja, participa en grupos como Jóvenes en Acción San Rafael, y ha logrado reconstruir su vínculo con sus hijos y nietas.

Aquí vine a aprender a decirles te amo a mis hijos”, repite con serenidad.

Su historia personal explica, en parte, su silencio y sumisión. De niña vivió en pobreza extrema; su madre, hoy de 90 años, crió sola a nueve hijos después de ser abandonada por su esposo.

Mi mamá rompía sus blusas para hacerse vestidos a las muñecas”, recuerda María con tristeza, esto es reflejo de una vida marcada por la carencia.

En su matrimonio, repitió patrones de dependencia y violencia: su esposo la golpeaba, la engañaba y la controlaba económicamente. Ella lo soportaba con tal de mantener un techo y cierta estabilidad para sus hijos.

En prisión, María fue reconocida por buena conducta y cumplimiento, pero no ha recibido beneficios de preliberación por tratarse de un delito de secuestro.

En su amparo, los magistrados ordenaron que el juez reconsiderara la sentencia conforme a su grado real de participación, pero la juez copió y pegó la resolución anterior, incluso dejando el nombre del antiguo abogado.

A pesar de las irregularidades, no ha sido amparada.

Hoy, a sus años, María vive con esperanza. Le faltan alrededor de 10 años para recuperar su libertad. Ha logrado mantener contacto con sus hermanas, su madre y sus dos nietas, que ya cursan la preparatoria.

Este año ya tengo ganas de irme. Lo que más extraño es estar con mi familia”, dice. Su historia refleja las consecuencias de un sistema que castiga sin matices y una vida atravesada por el amor, la culpa y la búsqueda tardía de perdón y paz.

Google News