México, 19 de septiembre

Martí Batres

OPINIÓN 26/09/2017 10:38 Martí Batres Actualizada 10:38

De nuevo un 19 de septiembre vuelve a poner a prueba a México. La fecha que era ya un doloroso recuerdo para la Ciudad y el país, vuelve a herirnos.

Y de ese surco doloroso vuelve a emerger el corazón de la patria. Ese que está ausente en las ceremonias oficiales, pero que late cuando los desconocidos ayudan a otros desconocidos y la palabra hermano se escucha en su sentido más preciso. 

Luego del sismo del pasado martes 19 de septiembre, volvimos a ver escenas de dolor y desesperación, pero también vimos capítulos de heroísmo ciudadano. Apenas minutos después de las 13:14 horas la gente se hizo presente en las zonas siniestradas para rescatar a la gente.

Se han visto verdaderos momentos de gloria cuando los rescatistas rompen el silencio con aplausos en el momento en que han logrado sacar a alguien con vida. 

Es ahí donde todo esfuerzo adquiere sentido, donde se recupera la fe en el ser humano, donde el silencio se torna la expresión más precisa de esperanza. 

En las cadenas humanas que cargan el escombro, especialmente las que se dan en las madrugadas, puede palparse el espíritu del 19 de septiembre. Hombres y mujeres que cubren sus rostros con casco y tapabocas dedican su empeño en aliviar el peso que sepulta posibles sobrevivientes. De vez en cuando lanzan vivas a México, aplauden la entrada de los perros rescatistas y se viven una peculiar emoción cuando, desde arriba de los escombros, ven un puño en alto que les solicita silencio. 

Aunque sea una lejana posibilidad de vida, hace que el mundo de los escombros gire de forma ordenada y eficiente. Son las ganas de vida las que convocan a los millennials, a las feministas, a los punks, a los hipsters, a los de abajo, a los güeros y los morenos, a quienes libres de etiquetas atienden el llamado de otro al que no conocen, pero que anhelan que siga con vida y, por eso, pasan al de al lado pesados botes cargados de escombro y esperanza.

En momentos como este, uno comprende el verso de Benedetti: “En la calle codo a codo somos mucho más que dos".

De forma paralela a la ola de solidaridad de la sociedad, se hace presente el divorcio entre la ciudadanía y la llamada clase política. Luego de los sismos del 7 de septiembre que afectaron principalmente los estados de Oaxaca y Chiapas, Andrés Manuel López Obrador anunció que Morena entregaría el 20% del presupuesto que le asigna el INE.

De inmediato, tanto autoridades electorales como dirigentes partidistas se fueron contra Andrés Manuel, aseguraron que el donativo sería ilegal y calificaron el acto de populismo.

Después del sismo del 19 de septiembre y ante la indignación de la gente, los partidos y el INE rectificaron. La autoridad electoral declaró que es legal entregar recursos de partidos a damnificados y los institutos políticos no tuvieron otra, que sumarse a la iniciativa de AMLO. La ciudadanía se impuso en 2017 como lo hizo en 1985. 

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