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Pero ocurrió que, mientras estudiaba el bachillerato, tuvo que dejar escapar una excelente oportunidad para viajar a Canadá a una estancia académica con el propósito de perfeccionar su inglés.
Esto, porque su mamá no pudo demostrar solvencia económica ante la institución canadiense que ofrecía la estancia, pues solo tenía empleos temporales sin un ingreso económico fijo.
Justo, como siempre, ideó la forma de respaldar a Caro: propuso a Renata que le cediera su guarda y custodia, a fin de que ya no perdiera otras oportunidades.
Sin dudarlo, Renata aceptó, pues no soportaría que su hija perdiera nuevamente una oportunidad.
Por consejo de un abogado, Justo y Renata acudieron al Centro de Justicia Alternativa del Poder Judicial de la Ciudad de México, ubicado en Niños Héroes 133, colonia Doctores, a fin de obtener informes sobre la mediación familiar, y confirmar si en esa instancia podría ella cederle la guarda y custodia a su hermano.
Una vez que quien los atendió les confirmó que ese asunto era mediable y establecer la cesión de guarda y custodia en un convenio, se generó una cita.
Ya en la cita, el mediador familiar les explicó que el convenio tiene los alcances legales de una sentencia dictada por un juez, por lo que, conforme a derecho Justo ahora contaría con la guarda y custodia de su sobrina.
Ya en casa, los tres hicieron un festejo, sabedores de que la hermandad que les inculcaron a Renata y a Justo serviría para garantizarle un mejor futuro a Caro.