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La postura de Trump sobre la inmigración ha sido consistentemente dura. “Vamos a proteger nuestras fronteras como nunca antes. Los inmigrantes ilegales no sólo violan nuestras leyes, sino que también afectan a nuestros trabajadores”. Su estrategia incluye deportaciones masivas, restricciones a las remesas y límites estrictos a la inmigración legal.
Según el Departamento de Agricultura, más de 50% de los trabajadores agrícolas son indocumentados. Deportar a estos trabajadores podría generar, entre muchas otras situaciones, escasez de mano de obra, lo que afectaría la capacidad de producción, especialmente en cultivos perecederos.
Al mismo tiempo, se produciría invariablemente un aumento de costos debido a la reducción de trabajadores disponibles; y esto a su vez elevaría los salarios en ciertos sectores, lo que incrementaría los precios para los consumidores.







