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La tradición de establecer propósitos de Año Nuevo podría estar saboteando nuestros verdaderos objetivos de cambio, según revelan múltiples estudios científicos y expertos en psicología del comportamiento. La evidencia sugiere que el verdadero cambio requiere acción inmediata, no promesas futuras.
"Los propósitos son solo intenciones disfrazadas de planes", afirma la Dra. Katherine Milkman, profesora de la Wharton School y autora del libro "How to Change". Sus investigaciones demuestran que aproximadamente el 80% de las resoluciones de Año Nuevo fracasan antes de febrero, principalmente porque confundimos el deseo con la acción.
La premisa es clara: Cuando posponemos el cambio hasta una fecha específica, como el Año Nuevo, nuestro cerebro interpreta esto como una señal de que el cambio no es verdaderamente urgente o necesario. Esto debilita nuestra motivación desde el principio.
Las investigaciones del neurocientífico Dr. Antonio Damasio, de la Universidad del Sur de California, han demostrado que el cerebro responde de manera significativamente diferente a las acciones inmediatas en comparación con las intenciones futuras. "El sistema de recompensa cerebral se activa con mayor intensidad cuando tomamos acción inmediata, lo que fortalece las nuevas conexiones neuronales necesarias para el cambio de hábitos", señala Damasio.
Otros estudios relacionados han documentado que las personas que inician cambios de manera inmediata tienen un 63% más de probabilidades de mantener estos cambios a largo plazo, en comparación con quienes esperan fechas específicas para comenzar.
"El cerebro humano está diseñado para responder al presente inmediato", explica Damasco. "Cuando actuamos ahora, activamos los sistemas de motivación y recompensa que son cruciales para el cambio comportamental sostenido".
Ante estas evidencias, los expertos recomiendan:
"El cambio significativo ocurre en el momento presente, no en una fecha arbitraria del calendario", enfatiza el Dr. James Clear, autor del bestseller "Atomic Habits". Sus investigaciones indican que las personas que implementan cambios inmediatos tienen un 71% más de probabilidad de mantener sus nuevos hábitos durante más de un año.
La evidencia científica es clara: los propósitos de Año Nuevo son una trampa psicológica que puede sabotear nuestras intenciones de cambio. La verdadera transformación requiere acción inmediata, sistemas de apoyo concretos y un compromiso con el presente, no con una fecha futura.
Como señala la Dra. Milkman: "El mejor momento para cambiar no es el Año Nuevo, es ahora. Cada momento que se posponen los planes reduce exponencialmente nuestras probabilidades de éxito".







