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Según lo especialistas gringos, las picaduras no son el indicador más certero para comprobar que hay una infestación de chinches, porque su mordida es similar a la de otros insectos, como el piquete de los mosquitos, el sarpullido o la simple urticaria.
De hecho, algunas personas no reaccionan en absoluto a las picaduras de chinches.
Durante el día, cuando no se están alimentando, se esconden alrededor de la cama, cerca de las tuberías, costuras y etiquetas del colchón o la base del colchón, en las grietas del armazón de la cama y la cabecera.
En las casas ya infestadas por las chinches, estos insectos se pueden encontrar:
1. En las costuras de las sillas y sillones, entre almohadones, en los pliegues de las cortinas
2. En los rincones de los cajones
3. En aparatos y tomas eléctricas
4. Detrás de tapices sueltos y de artículos en la pared
5. En el vértice donde la pared y el techo se unen
6. Incluso pueden vivir en la cabeza de un tornillo
Y cuidado: dado que las chinches son aproximadamente del ancho de una tarjeta de crédito, pueden escabullirse en escondites muy pequeños.
Para alimentarse, prefieren a los humanos, pero también pueden probar a otros mamíferos y aves. Con hambre pueden caminar hasta 6 metros para conseguir alimento, y aunque son bichos de noche, si están hambrientas buscan qué botonear a plena luz del día.
Saciarse les toma entre 3 y 12 minutos, y mientras comen evacuan restos de sangre de banquetes anteriores, lo que da origen a las manchas color óxido o arcilla que hay en las sábanas o en los escondites.
Usar la ropa sólo una vez y bañarse todos los días son las primeras recomendaciones que dan los expertos. Las chinches mueren cuando su temperatura corporal alcanza los 45 grados, por lo que lavar la ropa de cama con agua a esa temperatura o más es recomendable.







