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Un huerto, gansos, y ningún hombre. Este alojamiento rural forma parte de las comunidades femeninas que se multiplican en China. Allí las mujeres buscan descanso y apoyo mutuo, lejos de los juicios masculinos.
¿Sus motivaciones? “Hablar libremente de temas íntimos”, “hacer amigas” o “sentirse seguras”, explican las participantes en esta casa.
Tras preparar panes al vapor rellenos de carne en la cocina con vista a las montañas, las mujeres charlan en la acogedora sala de estar, donde las risas brotan alrededor de un juego de mesa y cafés.
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Las participantes pagan 30 yuanes (unos 80 pesos) por noche, y luego 80 yuanes (220 pesos) a partir del cuarto día, en este lugar llamado “El Universo Imaginario de Keke”, apodo de la fundadora Chen Yani, de 30 años.
“Durante mis experiencias profesionales fui acosada por hombres hasta el punto de no poder trabajar normalmente”, relata, fue entonces cuando empezó a pensar en “un lugar donde no existiera esa aprensión".
Así rehabilitó esta casa situada en la provincia de Zhejiang y organiza a través de redes sociales una estancia en su casa durante el Año Nuevo chino.
Mujeres acuden para escapar de las preguntas intrusivas de sus padres durante las fiestas, ya que en China la presión por casarse antes de los 30 años es especialmente fuerte.
Estas comunidades femeninas se han multiplicado. Buscan ser lugares de solidaridad entre mujeres.
Las socias pueden convertirse en inversoras, participando en la renovación de casas del pueblo, que luego pueden alquilar a turistas.








