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Conmovidos, se lo compraron, y el hombre lo bautizó como ‘Yohan’ en memoria de su hermano menor, quien falleció a los 7 años.
El dueño de Yohan murió en 2016. En las semanas siguientes, su viuda notó que el muñeco cambiaba de lugar inexplicablemente y que provocaba tanto miedo en sus nietos que estos dejaron de visitarla. Por esta razón, decidió donarlo al museo de Jorge Moreno.
Desde entonces, el investigador asegura haber constatado movimiento en el muñeco en al menos diez ocasiones, atribuyéndolo a que, según él, es ocupado por “el alma en pena del difunto Yohan”.
Una de las áreas más inquietantes del museo alberga muñecos reales de vudú y estatuas africanas con dientes humanos. Sin embargo, la figura más emblemática de la colección es la muñeca Caty, la primera pieza que formó parte del museo.

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Jorge Moreno adquirió a Caty en 2008, luego de que una familia de Dzitnup, cerca de Valladolid, reportara que su muñeca se movía sola e incluso intentó dañar a una niña.
Según la familia, intentaron quemarla, pero el juguete ‘saltó’ de la fogata. Según la investigación de Moreno, la muñeca estaba vinculada a un ‘embrujo llamado afromayombe’, cuyo objetivo era animar un objeto inerte para perturbar a sus víctimas. Cada 25 de enero se celebra el cumpleaños de Caty con pastel y un pequeño festejo, como un intento de mantenerla tranquila.
Cerca de Caty descansa la muñeca Chary, otro inquietante objeto que acompañó a su dueña, la señora Gely, desde su infancia hasta la adultez. Chary mostraba celos de quienes se acercaban a Gely, lo que llevó a su familia a donarla al museo. Una vez al año, la señora Gely visita a Chary y, según Jorge Moreno, esos días la muñeca se mueve.
El Museo Paranormal de Jorge Moreno en Mérida es un lugar donde puedes descubrir esta y muchas otras historias fascinantes y muy aterradoras.







