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El impacto, se sabe desde hace varios años, provocó la presencia de iridio, un metal raro en la Tierra pero abundante en los asteroides, que se encontró acompañado de otro elemento igualmente raro: el rutenio.
Y es este elemento el que llamó la atención de un grupo de geólogos de todo el mundo interesados en saber el origen de ese mental hallado en Yucatán y en otros restos del meteorito que a lo largo de la historia se han identificado.
"La idea de este estudio nació del razonamiento de que, si se pueden distinguir diferentes tipos de meteoritos según sus composiciones de isótopos de rutenio, y si el enriquecimiento de elementos como el rutenio en la capa límite es de origen extraterrestre, los datos de isótopos de rutenio de las muestras de la capa límite proporcionarían información sobre el tipo del cráter", comentó el autor del estudio y geólogo de la Universidad de Colonia Mario Fischer-Gödde a la redacción de la revista Science, que este jueves publica la investigación completa.
Según explica Fischer-Gödde, los meteoritos de las proximidades del Sol tienen firmas químicas diferentes a las de los meteoritos de la parte exterior de nuestro Sistema Solar.
Estas variaciones son las que permitieron a Fischer-Gödde y sus colegas determinar de dónde procedía la roca de Chicxulub.
El nuevo análisis identifica al asteroide que desencadenó la extinción como un meteorito de condrita carbonácea que se formó en la parte exterior de nuestro Sistema Solar, más allá del cinturón de asteroides por fuera de Júpiter.







