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Este defecto óseo puede ser pequeño o grande y en algunos casos causar dolor y malestar.
Cuando la fascia plantar se irrita o se tensa repetidamente, puede generar pequeñas desgarraduras en el ligamento que se acumulan, lo que origina la formación de un espolón en el hueso del talón.
Los factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de espolones en el talón incluyen: uso excesivo del pie, como correr, trotar, caminar largas distancias o tener un trabajo en el que se esté de pie todo el día.
La forma del pie, es decir que si una persona tiene el pie muy arqueado es más probable que aparezcan.
Usar zapatos que carecen de soporte para el arco.
Tener “espolones o calcificaciones de los tendones” que muchas personas presentan con frecuencia, puede ser uno de los múltiples síntomas de la Espondilitis Anquilosante, enfermedad reumática, crónica y progresiva.
Hay que decir que esta condición es incurable, pero controlable, y es necesario atenderla porque puede causar la fusión de la columna vertebral y de las articulaciones sacroilíacas, alerta la reumatóloga Claudia Meléndez Mercado.
La especialista cuenta que la Espondilitis Anquilosante es una enfermedad subdiagnosticada en México, a pesar de ser la enfermedad espinal más común en el mundo, afecta a 1.4% de la población total, cuyas edades van de los 17 y los 35 años.
Si bien la causa de este padecimiento es desconocida, se asocia tanto a factores genéticos como ambientales, pues se ha descubierto que los familiares de los pacientes tienen mayor predisposición a sufrirla.
1.- Antes de intentar algún tratamiento en casa, es importante confirmar que realmente tienes un espolón en el talón. Un médico o podólogo puede realizar pruebas y diagnósticos adecuados.
2.- Descanso y reducción de la actividad. Descansar el pie y reducir la actividad que pueda estar causando o exacerbando el problema es esencial. Evitar actividades de alto impacto como correr, puede ayudar a aliviar la presión sobre el talón.
3.- Aplicación de hielo. Aplicar hielo en el área afectada puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor. Puedes aplicar hielo envuelto en una toalla durante 15-20 minutos varias veces al día.
4. - Estiramientos y ejercicios de fortalecimiento. Realizar ejercicios específicos de estiramiento y fortalecimiento para los músculos de la fascia plantar.
5.- Uso de plantillas ortopédicas que descargan el talón de tensión, férulas nocturnas, acupuntura, ejercicios de estiramientos o infiltraciones de fármacos antiinflamatorios, que resultan efectivos para eliminar o disminuir el dolor.







