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En cuanto me vio, quiso abalanzarse sobre mí, pero lo detuve levantando mi pierna y lo recosté en la cama. Le tapé los ojos y lo desvestí.
Ya estaba empezando a ponerse duro, así que sabía qué tanto le estaba gustando.
Comencé a chuparlo para dejarlo calientito y después comí un poco de helado. Cuando me acerqué a su pepino, dejé caer un poquito del helado que tenía en mi boca y vi cómo su cuerpo se retorcía.
Rápido me lo metí en la boca para calentarlo de nuevo y comerme todo el helado. Así estuve jugando con su pepino por un rato. Cambiando las temperaturas se puso demasiado duro, para al final dejé lo mejor, esperé a que mi boca se enfriara con el helado y me metí, hasta el fondo, ese dulce que tiene entre las piernas.
Así, una parte de su amigo sentía mi boca fría y la punta sentía el centro de mi garganta caliente. No duró ni dos segundos, cuando terminó. Tenía un sabor dulce porque se había mezclado con el helado.
Seguí chupando para que no quedara nada dentro de él y cuando se recuperó, fue mi turno. Me acosté, abrí mis piernas y le di el helado; mi ‘almendrita’ se volvió loca cuando comenzó a chuparme con su lengua fría.
Terminé empapándole la cara y dejando un desastre en la cama. Nos bañamos y en la regadera tuvimos otro encuentro. Así que mi día de pedir ‘Halloween’ estuvo completo. Comimos dulces y nos comimos a nosotros, ¿qué más podía pedir?
Ustedes, ¿cómo lo celebraron? Si ahora creen que debieron sacarle más provecho a la fecha, ya les dejé una idea para aplicarla el próximo año.
Les mando todo mi amor y cariño.
