Vi a mi queridísima Samantha Garmendia, la reina del ‘squirt’, apodo que no es en vano.
Nuestro vestuario no era más que lencería, una máscara de osito y conejito y unas botas enormes que me prestó mi comadre.
Como no había gran chance de hacer una trama complicada, decidimos llegar a lo nuestro, empezando con un baile sensual y comenzamos a desnudarnos. Nos sentamos en el sillón, abrimos nuestras piernitas y le dimos rienda suelta a nuestras manitas. Unos masajes tiernos en el clítoris y besarnos un poquito.
Pero como las dos estamos un poco loquitas, terminamos hablándonos tan sucio, que hasta el camarógrafo se sacó de onda. A las dos nos gusta el sexo rudo, duro y rico.
Yo podía ver cómo se metía completo ese dildo enorme, cómo lo dejaba tan empapado que resbalaba sin problemas.
Ella me veía meterme los dedos y moverlos afuera masturbando mi clítoris. La observé y eso me calentaba más, hasta que vi cómo jadeaba, pues era más acelerado.
Yo sabía que algo se aproximaba, y tenía razón. Alcanzó un ‘squirt’ delicioso que salió por partes, un poco mientras se masturbaba y otros pocos mientras estaba disfrutado de su orgasmo. Es maravilloso verla terminar. Eso me encendió tanto, que yo terminé igual... O casi igual, no puedo lanzar la cantidad de líquido que ella deja salir, ni tampoco la distancia.
Pero de que lo disfrute tanto como ella, es una realidad. Es algo delicioso estar en compañía de Sam, además de que tiene una de las vibras más bonitas con las que me he topado en este medio.
Así que esperen esa escena deliciosa en nuestras plataformas. Les envío tanto amor como puedan recibir.







