Aguanta el frío, el infierno, ese dolor quemante, el pinche desamor, los nervios y las ansias. Resiste o incluso pide ayuda, porque allí adentro se está muy solo.
Soñé que mi futuro era un pordiosero a la deriva, mendigando caricias, comiendo sobras en la banqueta y tapándose del frío con un montón de noticias viejas.