Dana y León vivieron juntos casi nueve años. Hace tres años decidieron casarse porque ella se embarazó y su hijo, Roberto, actualmente tiene dos años.
La infidelidad entró por la puerta, Dana encontró mensajes y fotografías en el celular de León de una compañera de trabajo. Él aceptó lo ocurrido y aclaró que sólo existió un intercambio de mensajes donde no hubo engaño o contacto físico. Dana no lo aceptó y no lo ha podido perdonar.
Sabía que el engaño y daño era para ella, así que tenía que arreglar las cosas para que Roberto tenga una vida digna. Se puso a investigar y decidió ir al Centro de Justicia Alternativa del Poder Judicial de la Ciudad de México para pedir el servicio de mediación gratuito y dialogar respecto a los acuerdos para su hijo.
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Al comienzo de la mediación, dialogaron respecto a continuar su relación de pareja; sin embargo, se dieron cuenta de que la confianza que existía quedó afectada, por lo que no era sano continuar juntos y discutir por lo mismo constantemente.
A lo largo de tres sesiones, platicaron con el apoyo de un mediador sobre aspectos de la separación, la confianza y los aspectos relacionados con su hijo, como la guarda custodia y la pensión alimenticia.
Dana y León terminaron su relación como esposos, pero son papás de Roberto e hicieron un convenio por escrito, con valor de cosa juzgada, en el que definieron las cuestiones del divorcio y la relación con su pequeño.
