Las dos ejercían como contadoras, pero siempre soñaron con tener un negocio propio. Con la asesoría de Mariana, Lorena rentó un local, compró equipo y contrató personal. Ya casi a punto de echar a andar la estética, a su amiga una alaciadora profesional de cabello de importación que se encontraba en su empaque original.

Sin embargo, no funcionó y le que validara la garantía, pero el producto estaba descontinuado y no había refacciones.

Lorena se sintió defraudada, no tanto por el dinero, 6 mil pesos, sino por la actitud de Mariana, quien se.

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Un amigo le recomendó tratar de llegar a un acuerdo a través del servicio de mediación que brinda el Centro de Justicia Alternativa del Poder Judicial de la Ciudad de México (Niños Héroes 133, colonia Doctores, alcaldía Cuauhtémoc).

Aunque mostró cierta duda, acudió a esa instancia, pues no estaba para perder dinero en el arranque de su negocio.

Invitó a Mariana a mediar y ella aceptó. Ahí le dijo que se sentía defraudada y que estaba dispuesta incluso a no recibir de vuelta toda su inversión, pero cuando menos el 80%. Mariana, por su parte, se defendió diciendo que ella no tenía responsabilidad, pues la alaciadora estaba en su empaque y no quería perder la amistad.

En otra sesión, Lorena bajó su demanda al 70% de lo invertido. En esos términos, Mariana aceptó pagar, pero en el plazo de un mes.

Así firmaron el convenio de mediación, tras un proceso en el que Lorena y Mariana descubrieron la importancia de negociar.

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