Hay historias que merecen ser contadas no sólo por lo que enfrentan sus protagonistas, sino por la forma en que estos logran levantarse. La de Enrique Guzmán Yáñez, Fato, compositor mexicano de grandes éxitos, es una de ellas. Luego de librar una dura batalla contra un tumor de 17 centímetros Fato no solo salvó la vida, también encontró una nueva manera de vivir: con más sensibilidad, más claridad y una renovada conexión con la música.

Tuvimos la oportunidad de platicar con él en el pódcast Quizá Hablemos de Ti, donde compartió con nosotros momentos profundamente personales. Todo comenzó con un diagnóstico inesperado, que se volvió aún más complejo tras la pérdida de su madre y su hermano, con apenas unos días de . Esa doble ausencia dejó una huella emocional que desembocó en tinnitus severo —un zumbido constante en los oídos que nunca cesa— y que además le provocó una pérdida significativa de audición.

Hasta la fecha, el tinnitus no tiene cura, y Fato ha tenido que aprender a vivir con esta condición. Actualmente, aparatos auditivos para seguir creando, comunicándose y, sobre todo, para mantenerse conectado con lo que más ama: la música.

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En su momento más oscuro, se refugió en una recámara de su rancho en Guanajuato, abrumado por la tristeza. Pero el cobijo de Mayte, su pareja, y de su hija Doménica, lo ayudaron a desechar la idea de rendirse, y Enrique Guzmán Yañez eligió seguir aquí.

A lo largo de su carrera, Fato ha sido autor de canciones que marcaron época. Temas como Por mujeres como tú, Miedo, Mi credo, Si tú no vuelves han acompañado historias de amor, desamor y esperanza. Su forma de escribir, cercana y honesta, ha tocado a miles que encuentran en sus letras un espejo emocional.

También, Fato es un defensor incansable del valor de los creadores. Desde su lugar, en la Sociedad de Autores y Compositores de México, impulsa el reconocimiento, respeto y dignificación del oficio e impulsa nuevas generaciones.

Hoy, ya en remisión, Fato se prepara para regresar a los escenarios con una gira que comenzará el 22 de agosto en el Lunario y su gran sueño es presentarse el 2026 en el Auditorio Nacional, no por ego, sino como una celebración íntima con su público. Más que un concierto, será un reencuentro con su historia y la vida misma a precios muy accesibles.

Creador de emociones y sobreviviente, Fato es más que una estrella, es ejemplo de resiliencia. Su historia nos recuerda que en los días más oscuros, la música —y el amor de quienes nos rodean— pueden ser la luz que nos regresen al camino. Nos leemos la próxima, aquí donde quizá hablemos de ti.

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