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Los testigos se acercaron para ver si el hombre respondía, pero no encontraron respuesta. Por eso, pidieron ayuda de los servicios de emergencia.
Minutos más tarde, al sitio llegaron policías y paramédicos, quienes indicaron que la víctima ya no tenía signos vitales, y que además de tener huellas de tortura, presentaba un disparo en la cabeza.
La zona quedó bajo la custodia de los agentes municipales, en espera de los servicios periciales.
A pesar de que más habitantes se acercaron al lugar para tratar de identificar el cuerpo, nadie logró reconocer al hombre de unos 35 años.
Debido a que en la zona no se halló ningún casquillo, y a que los vecinos negaron haber escuchado alguna detonación durante la noche o parte de la madrugada, las autoridades creen que la víctima fue asesinada en otro sitio y fue trasladada hasta dicho sitio para abandonarla.
Casi tres horas después del hallazgo, personal de la Fiscalía mexiquense acudió al lugar, donde tras recabar las evidencias del crimen, trasladó los restos de la víctima a la morgue donde permanecería hasta ser reclamado.







