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La víctima estaba tirada bocarriba cerca de los campos de futbol "Los Centenarios", una zona despoblada del Ejido de Tenayuca, muy cerca del paraje Cola de Caballo.
Cuando los residentes se acercaron al lugar, se dieron cuenta que tenía manchas de sangre, por lo que alertaron a las autoridades.
Rescatistas locales acudieron solo para confirmar el deceso.
Cerca del cadáver había al menos tres indicios balísticos, por lo que los uniformados custodiaron el lugar en espera de los servicios periciales. Mientras aguardaban a bordo de su patrulla, dos perros se acercaron al cuerpo y uno de ellos, de color café, le dio una mordida en el rostro.
“¡Hey! Ya se lo están comiendo!”, fue el gritó que lanzaron testigos a los policías, quienes se echaron a correr para espantar a los canes.
Tras más de cinco horas, los peritos retiraron el cuerpo y recolectaron evidencias, sin que la víctima fuera reconocida.







