
(Foto: Especiales)
Uno de los programas más notables en este modelo es el de entrenamiento canino para personas con discapacidad, donde los internos reciben formación para entrenar perros de asistencia, desarrollando habilidades de empatía y compasión. Estos animales son entregados a familias con necesidades específicas, como discapacidades físicas o mentales, permitiendo a los internos retribuir a la sociedad de una manera significativa.
Rosales, un hombre que fue parte de una pandilla desde los 13 años, describe cómo este programa le ha dado un propósito y le ha enseñado valores que nunca había experimentado.
Otro programa impactante es el de reconstrucción de bicicletas desechadas. Los internos restauran bicicletas donadas, que luego son entregadas a niños en situaciones vulnerables, devolviéndoles la posibilidad de una infancia plena. Este proceso no solo ayuda a los internos a adquirir destrezas laborales, sino que también les permite sanar mediante la reparación de infancias marcadas por la violencia, el abandono y la marginación.
Además, pudimos conocer ‘Road to Freedom’, un programa que enfrenta complejos problemas como la violencia sexual infantil. Aquí, quienes han cometido estos crímenes reciben un tratamiento integral para prevenir futuras agresiones. Gerardo, uno de los participantes, encontró en este programa una oportunidad para trabajar en sus impulsos con el apoyo de psiquiatras y psicólogos. Aunque la violencia sexual es irreparable, este programa busca disminuir el riesgo de futuras víctimas, reconociendo que el castigo por sí solo no soluciona el problema.
En el recorrido, también platicamos con dos mujeres mexicanas condenadas a la pena de muerte, quienes nos compartieron la dureza de vivir “enjauladas”, sin poder salir ni recibir visitas. Nos revelaron sus historias de vida y las difíciles condiciones a las que se enfrentan, reflejando un aspecto crudo del sistema que raramente se visibiliza.

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Asimismo, hablamos con Jessie, quien atropelló y mató a un hombre mientras conducía ebrio. Hoy, siente una culpa abrumadora y busca que su historia no sea en vano; tras la tragedia, su esposa e hijo murieron de sobredosis, y ahora él trabaja para reconstruirse y para transformar su vida en un mensaje de conciencia.
Nuestra experiencia en las cárceles de California fue profundamente reveladora y transformadora. Nos permitió observar un enfoque de justicia que no se limita al castigo, sino que abraza la rehabilitación y la reintegración, entendiendo la importancia de reconstruir el tejido social. En cada historiade cambio y en cada programa de reinserción, vimos el poder de una segunda oportunidad y el impacto positivo que un sistema comprometido con la dignidad humana puede tener tanto en los internos como en la comunidad.








