Según la tradición, fue martirizado durante la persecución del emperador Valeriano en el año 258 d.C. La leyenda alrededor de San Lorenzo cuenta que fue asado vivo en una parrilla, aunque los historiadores dudan de este método específico de ejecución.
De este supuesto martirio es que surge la tradición de que, al no cumplir lo que le prometes, San Lorenzo puede quemarte.
Pero en algunos sitios también se le atribuyen poderes relacionados con el clima, especialmente para provocar o detener lluvias, por lo que se realizan rituales o procesiones en su honor para pedir lluvia o protección contra incendios.
"Glorioso San Lorenzo, que por tu ardiente amor a Dios y al prójimo mereciste ser probado como el oro en el crisol del martirio, alcánzanos la gracia de amar a Dios sobre todas las cosas y de servir con generosidad a nuestros hermanos necesitados.
Tú, que con admirable fortaleza soportaste los más atroces tormentos, ayúdanos a permanecer firmes en la fe y a dar testimonio de Cristo en todas las circunstancias de nuestra vida.
Protégenos del fuego del pecado y de todo mal. Intercede por nosotros para que, siguiendo tu ejemplo de fidelidad y caridad, podamos un día compartir contigo la gloria del cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén."







