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ÁNGELES CAÍDOS

El Santa Claus asesino: Bruce Jeffrey Pardo manchó de sangre la Navidad en la Masacre de Covina

Detrás de la máscara de Santa Claus se escondía un ingeniero brillante con un plan letal. Descubre la escalofriante historia de Bruce Jeffrey Pardo y la Nochebuena que terminó en una pesadilla

El Santa Claus asesino: Bruce Jeffrey Pardo manchó de sangre la Navidad en la Masacre de Covina. Foto: (Especial)
25/12/2025 |06:00
Mar Veritas
Redactora en El Gráfico OnlineVer perfil

La víspera de Navidad suele ser una noche de paz, luces parpadeantes y reuniones familiares. Pero en 2008, en la tranquila ciudad de Covina, California, el símbolo más grande de la generosidad se convirtió en el protagonista de una pesadilla que nadie pudo prever. Esta es la historia de Bruce Jeffrey Pardo, el hombre que ocultó un monstruo bajo un traje de seda roja.



El invitado que nadie esperaba

Eran cerca de las 11:30 p.m. del 24 de diciembre. En la casa de la familia Ortega, la música y las risas llenaban el aire. Unas 25 personas celebraban cuando un golpe en la puerta interrumpió la fiesta. Una pequeña de ocho años, emocionada por la posibilidad de conocer al hombre del Polo Norte, corrió a abrir.

Lo que encontró no fue magia, sino terror. Frente a ella estaba un hombre disfrazado de Santa Claus, pero en sus manos no cargaba una campana, sino una pistola semiautomática. Sin mediar palabra, el caos se desató.

¿Quién era realmente Bruce Pardo?

Para quienes lo conocían de lejos, Bruce era un ingeniero brillante. Había trabajado en el prestigioso Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA y era un experto en software. Sin embargo, tras esa fachada de ciudadano ejemplar, se escondía un hombre consumido por el resentimiento.

Semanas atrás, su vida se había desmoronado: Un divorcio amargo con su esposa, Sylvia, lo había dejado financieramente quebrado. Había perdido su empleo tras ser descubierto en un fraude de horas laborales.

Su mente, meticulosa y fría, comenzó a diseñar un plan de venganza que ejecutaría con precisión de ingeniero.

Un "regalo" mortal

Pardo no solo llevaba armas; traía consigo un paquete de regalo de gran tamaño que escondía un invento perverso: un compresor de aire modificado para rociar combustible de alto octanaje. Tras disparar a los presentes, Bruce utilizó el dispositivo para bañar la casa en gasolina, transformando el hogar en una trampa de fuego.

La explosión fue tan potente que el mismo Pardo no salió ileso. El calor fue tan intenso que el traje de Santa Claus se derritió sobre su cuerpo, adhiriéndose a su piel en una imagen dantesca.

El escape y el final de la máscara

A pesar de sus graves quemaduras, Pardo logró huir. Su plan era sofisticado: tenía un auto alquilado con 17 mil dólares en efectivo y un mapa hacia México. Pero el dolor de sus heridas cambió sus planes. Se dirigió a la casa de su hermano en Sylmar, donde, rodeado por el silencio de la madrugada, decidió terminar con su propia vida.

Cuando la policía registró su vehículo, descubrieron que la maldad de Pardo no tenía límites: había convertido el coche en una bomba trampa, diseñada para explotar si alguien intentaba mover el traje de Santa Claus que dejó en el interior.

Un legado de sombras

La masacre de Covina dejó un saldo de nueve personas fallecidas y trece niños huérfanos. Hoy, el caso de Bruce Jeffrey Pardo permanece como un recordatorio escalofriante de que, a veces, la oscuridad más profunda se esconde detrás de la máscara más amable y familiar.

Los expertos aún debaten sobre el ingeniero que decidió que la Navidad debía morir con él.

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