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La celebración comenzaba también el 6 de diciembre y tenía una duración de 20 días. Consistía en colocar banderas en los árboles frutales y estandartes en el templo principal en honor a su Dios.
Pero con la introducción del cristianismo en el Valle de México, los conquistadores y sacerdotes realizaban las llamadas “misas de aguinaldo” que precedieron las posadas.
En esas celebraciones se leían pasajes de la biblia y se realizaban representaciones alusivas a la Navidad, lo que hoy conocemos como Pastorelas. Además, se daban pequeños regalos a los asistentes conocidos como “aguinaldos”.
Con el paso del tiempo las posadas han ido evolucionando y aunque su finalidad es recordar el nacimiento del niño Jesús, la forma de hacerlo cambió de acuerdo con la región donde se realicen.
Sin embargo, siempre están llenas de color, los cantos y la comida tradicional. Familias enteras se unen para “pedir posada” y festejar que alguien les abrió las puertas y les brindó alojamiento.
La primera posada navideña se realizó hace 438 años, bajo la petición de Fray Diego de Soria, en Teotihuacán, en el convento de Agustín de Acolman, celebración que se hizo luego de la aprobación del el Papa Sixto V en el año 1587.
La estrella de las posadas son las piñatas que, aunque tienen origen chino, los mexicanos adoptamos y la hicimos nuestra. Esta representa los pecados capitales y el hombre acaba con ellos golpeándola con un palo, de ella salen dulces, frutas y diversos regalos que son la gracia de Dios.
Celebra con responsabilidad y disfruta de nuestras tradiciones sin olvidad que están dedicadas al niño Jesús.







