Venerado por acoger a los marginados y pecadores, a quienes mostraba el camino hacia la reconciliación con Dios, se cree que intercedió ante Dios por Carlomagno, quien había cometido un pecado tan grave que no se atrevía a confesarlo. Gracias a las oraciones de San Gil, el rey recibió el perdón divino.

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Con el tiempo, se le comenzó a invocar como protector de los pecadores arrepentidos y de aquellos que temían al juicio divino.
La oración tradicional a San Gil no es tan universalmente conocida como las de otros santos. Sin embargo, existe una oración que se le atribuye y que es utilizada por algunos devotos para su veneración:
Oh glorioso San Gil, que por tu vida de penitencia y oración alcanzaste gran favor ante Dios, te suplicamos que intercedas por nosotros ante el Señor.
Tú, que fuiste abogado de los pecadores y consolador de los afligidos, ayúdanos en nuestras necesidades y tribulaciones. Alcánzanos la gracia de un verdadero arrepentimiento por nuestros pecados y la fuerza para resistir las tentaciones.
Que por tu intercesión, podamos obtener el perdón de nuestras faltas y la paz del alma. Ayúdanos a vivir una vida de virtud y santidad, para que un día podamos gozar de la presencia de Dios en el cielo, como tú lo haces ahora.
San Gil, ruega por nosotros. Amén.

(Imagen Ilustrativa: Meta AI)