San Roque, conocido como el santo protector de los animales y las personas enfermas, es un santo al que muchos recurren para pedir por la salud de sus mascotas. 

Según cuenta la historia, contagiado de peste, San Roque se trasladó al bosque para no infectar a los demás vecinos de Piacenza. Para su sorpresa, durante su estadía en el medio de la arbolada, cada día recibía la visita de un perro que le llevaba un pan para alimentarse. La secuencia y la ofrenda se repitió día tras día.

El animal lo tomaba cada día de la mesa de su amo, un hombre bien acomodado llamado Gottardo Pallastrelli, el cuál, después de ver la escena repetidamente, un día decidió seguir a su mascota

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De esta forma, penetró en el bosque donde se encontró con la escena del pobre moribundo. Inmediatamente decidió llevarlo a su casa, lo alimentó y le hizo las curaciones que necesitaba. 

El mismo Gottardo, después de comprobar la sencillez de aquél hombre y de haber escuchado las palabras del evangelio que le enseñó, decidió peregrinar como el.

Otras versiones afirman que fue el mismo perro quien le curó, después de lamerle la herida de su pierna varias veces, como se refleja en varias estampitas. 

Amado San Roque,

Santo protector de los animales y las personas enfermas,

A ti acudo con fe y esperanza para pedir por la salud de mi querida mascota, [Nombre de la mascota].

En este momento de enfermedad y aflicción, te imploro que intercedas ante Dios por su pronta recuperación.

Llena de tu bondad y misericordia a [Nombre de la mascota], alivia su dolor y sufrimiento, y tráele sanación a su cuerpo.

Te prometo seguir tu ejemplo de amor y compasión por los animales, y te agradezco por tu infinita bondad y protección

San Roque, ruega por nosotros.

Amén”.

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