Una de las grandes enseñanzas que me dejo mi abuela cuando era niña es la de agradecer los alimentos que vamos a compartir en familia.

Pedir por aquellos que trabajaron en su producción y por todos los que colaboraron para llenar la mesa del pan nuestro de cada día.

Aunque con el paso del tiempo este tipo de costumbres se han perdido, en muchos casos se debe a que cada vez nos alejamos de la religión, hay quienes mantienen, como yo, la buena practica de dar gracias a Dios por mis alimentos.

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Ahora compartiré contigo algunas oraciones para agradecer que puedes comer y beber algo este día, pero antes te recomiendo que lo hagas por lo menos una vez al día. Elige un momento en el que la mayoría de tus seres queridos estén en la mesa. 

No olvides pedir por aquellos que no tienen que comer, para que un alma caritativa les regale un taquito.

Te agradezco, Señor esta alegría de la mesa: el alimento y la compañía de los míos. 

Bendice siempre a esta familia y a quienes no tienen ni hogar ni pan.

Bendice, Señor estos alimentos que por tu bondad vamos a tomar; así el Rey de la gloria eterna nos haga partícipes de la mesa celestial.

¡Oh, Dios! Da pan a los que tienen hambre y hambre de ti a los que tienen pan.

No olvides bendecir la mesa y a los invitados que lleguen a comer:

Señor bendice estos alimentos que por tu bondad vamos a recibir y bendice las manos que los prepararon.

Te agradecemos de manera especial la presencia de (nombre del invitado) en nuestra mesa.

Bendice, Señor nuestra mesa y enséñanos a compartir nuestra alegría, aleluya, y nuestro pan también.

Gracias por el pan que nos has regalado y no te olvides de las manos que la han preparado. Amén.

Recuerda que al levantarte de la mesa una vez que terminaste de comer dar gracias a Dios y a las personas que cocinaron para ti. 

¡Buen provecho!

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