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El significado del bolo va más allá de un simple gesto de generosidad. Representa la bienvenida del recién bautizado a la comunidad cristiana y simboliza los buenos deseos para su futuro. Como explica la antropóloga María Cátedra en su estudio sobre rituales de paso, "el bolo actúa como un elemento de integración social, reforzando los lazos entre el nuevo miembro de la comunidad y los demás".
Además, el acto de repartir el bolo tiene un carácter festivo que contribuye a la alegría de la celebración.
En la actualidad, aunque la forma del bolo ha cambiado, su esencia permanece. Donde ya no se arrojan monedas ni dulces al aire, se entregan pequeños obsequios a los invitados como recuerdo del bautizo. Estos pueden ser desde bolsitas con almendras confitadas hasta pequeños objetos decorativos o religiosos.
La tradición de dar bolo sigue siendo una parte importante de la celebración del bautismo en muchas comunidades. Refleja no solo la alegría por la incorporación de un nuevo miembro a la fe, sino también los valores de compartir y de unión comunitaria que están en el corazón de muchas culturas.







