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“Al salir para la avenida principal, uno de esos ‘taxis-vochos’, (que no sé quién los apoye), venía de bajada y a toda velocidad y me chocó.
“Al chocarme, desvió su camino contra un árbol, el cual detuvo su carrera, por lo que me salí a ayudar.
“La sorpresa fue mayúscula, pues el chofer era un jovencito de no más de 17 años y llevaba como pasajera a una señora. Me dolió ver al chavito con sangre en la cabeza y a la señora con el pie sangrando.
“Llamé a mi seguro, llegaron dos ambulancias y si no fui a parar a la cárcel fue porque la señora declaró que el chofer venía como loco y que no le hizo caso a sus súplicas de ir más despacio.
“La verdad fue muy doloroso, porque la gente de ese lugar está en manos de cafres; además, tuve que pagar el deducible para reparar mi taxi”.
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