Viajó por todo el mundo antiguo hablando sobre Jesús y escribió muchas cartas que ahora forman parte de la Biblia.
Juntos, Pedro y Pablo ayudaron a que el cristianismo creciera de un pequeño grupo a una religión mundial. Pedro trabajaba principalmente con los judíos, mientras que Pablo se enfocaba en los no judíos. Aunque a veces no estaban de acuerdo, trabajaron juntos para difundir el mensaje de Jesús.
Ambos murieron en Roma por defender su fe, lo que los convirtió en mártires. La Iglesia los celebra juntos el 29 de junio para recordar su valentía y su importancia en la fundación del cristianismo, su unidad en Cristo.
Según la tradición, ambos apóstoles fueron martirizados en Roma bajo el emperador Nerón, alrededor del año 64 o 67 d.C.
Su historia nos enseña sobre la amistad, el perdón, la valentía y la dedicación a lo que uno cree. También nos muestra que personas muy diferentes pueden trabajar juntas por un objetivo común.







