De acuerdo con lo relatado por la religión, después de la muerte de San Pedro, Petronila continuó su labor como evangelista de la palabra de Jesús.
Fue así como Petronila continuó predicando en la comunidad católica primitiva en Roma y jugó un papel muy importante en la conversión de muchas personas a la fe.
Se dice que, al poco tiempo se retiró de la vida pública y se dedicó a la oración en un monasterio. Tanta fue su dedicación a Dios, que ella no dudó en rechazar a un hombre que le propuso matrimonio.
Tras el dolor de dejar pasar el amor para dedicarse a propagar la palabra del creador, Petronila no dejó el templo e incluso, se dice que murió en el altar de la iglesia. Por ello se le considera como una mártir.
Desde su muerte, es venerada como Patrona de las Catacumbas Romanas y de aquellos que padecen enfermedades pulmonares, además también se le conoce como la abogada de la depresión y la melancolía.
Santa Petronila, pese a su indudable existencia y su leyenda, no ha gozado de una excesiva devoción en el mundo religioso, pero cada vez son más los devotos que la conocen y se acercan a ella.







