Pese a que Boca jugó como "local" en el Maracaná resguardado por su gente, no consiguió la hazaña y cayó en los tiempos extras. Los goles para el Flumi fueron firmados por el ex tuzo Germán Cano y el delantero de 21 años John Kennedy, mientras que para los Xeneizes marcó el ex de Tigres Luis Advíncula.
Tras el resultado, los aficionados de la escuadra dirigida por Jorge Almirón se marcharon del recinto cabizbajos y lo que pudo terminar en una fiesta azul y amarilla se convirtió en lágrimas y abrazos de tristeza entre los asistentes.
Tal fue el impacto de lo sucedido que la salud mental del policía Marcelo Morales de 23 años se vio afectada y decidió ponerle fin a su vida en su propia casa.
Fue su madre, Verónica, quien encontró el cuerpo y ante los medios declaró: "Él decía que no podía perder y yo ahora no lo tengo. Era un fanático, era refanático de Boca, si perdía se ponía mal, estaba deprimido, triste. Se pegaba piñas. No pensé que mi hijo iba a llegar a ese límite de matarse. Hace algunas semanas le dijo a su padre 'si Boca no gana el 4 de noviembre, yo me mato.
"Boca es una basura, porque mi hijo me lo mataron, por ellos se mató mi hijo, por Boca. Yo ahora no lo tengo y no hay ningún jugador, no hay nadie que a mí me dé el pésame", dijo la mujer consternada ante las cámaras.







