Durante 14 años, El Tío Rober y Cojo Feliz han hecho del humor incómodo su mejor carta de presentación. Lo suyo no es la comedia ligera ni el chiste familiar, es risa para adultos.
La mancuerna nació cuando ambos coincidieron en un taller de humor y, desde entonces, la química, el ingenio y el equilibrio entre amistad, comedia y negocio han sostenido su proyecto, Pur de Patos.
Prueba de ello es su tercer año consecutivo presentándose todos los miércoles en el Marketeatro, en la colonia Roma. Sin embargo, este 20 de diciembre se presentan en el Gran Recinto Silver, en Satélite, Tlalnepantla, para consentir a su público del norte del Valle de México y evitarle el traslado hasta la Ciudad de México.
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Ante la pregunta de cómo han logrado soportarse tantos años, ambos coinciden: la clave está en poner límites claros entre socios y amigos.
“Somos tranquilos. Terminando el show nos vamos a cenar y a descansar; no somos de fiesta. Y cuando toca hablar de la empresa, somos serios, aunque no lo parezca”.
Sobre el espectáculo son claros: no es para niños. “Cuando llegan niños con sus papás y nos piden fotos, les decimos que no es lenguaje para infantes”, explicaron.
El humor los acompaña a donde van, tanto, que no dudaron en cotorrear a este reportero sobre su más reciente examen de próstata y hasta lanzaron una petición: “Oigan, ¿quién hace las portadas de El Gráfico? Ese humor es genial. Ojalá un día nos inviten a hacer una”.
“Siempre advertimos qué el espectáculo no es para niños, por eso nos sorprende cuando los niños nos piden fotos y vienen con adultos”. dijo el Pur de Patos.








