Con un profundo dolor que se extiende por el firmamento del espectáculo, el mundo de la comedia mexicana se viste de luto.
Ha partido uno de sus pilares más queridos: el primer actor Eduardo Manzano, conocido cariñosamente como 'El Polivoz', a la venerable edad de 87 años.
Su sensible fallecimiento, ocurrido el 4 de diciembre, fue confirmado por su hijo, Lalo Manzano, a través de un comunicado que resuena con la solemnidad de un aplauso final.
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Un legado inmortal en el corazón del público
La noticia de su partida no es un final, sino el inicio de una inmortalidad en el recuerdo de millones.
Eduardo Manzano no solo fue un actor; fue un arquitecto de sonrisas, un maestro en el arte de la metamorfosis cómica. Su talento trascendió generaciones, primero como la mitad del icónico dúo Los Polivoces, junto a Enrique Cuenca.
Juntos, crearon un universo de personajes entrañables –como el Comandante Agallón Mafafas y Gordolfo Gelatino– que se incrustaron en el imaginario colectivo, definiendo una era de la televisión en México y Latinoamérica.
El abuelo que regresó para quedarse: Don Arnoldo
En una prueba de su eterna vigencia y versatilidad, Manzano regresó triunfalmente a las pantallas en el siglo XXI para conquistar a una nueva audiencia.
En la exitosa serie 'Una Familia de Diez', dio vida a Don Arnoldo López Conejo, el abuelo gruñón y ocurrente cuyo espíritu indomable se convirtió en el ancla emocional del programa.
Este papel reavivó su conexión con el público, demostrando que su brillo artístico era inagotable, incluso al enfrentar padecimientos de salud propios de su edad en los últimos tiempos.
La despedida de un hijo
Su hijo, Lalo Manzano, encapsuló el sentir de toda una nación con un mensaje emotivo, la más bella de las reverencias:
"Hoy el escenario de la vida ha bajado el telón... Mi padre, un comediante querido por miles y un ser humano admirado por todos los que lo conocieron, ha partido de este mundo. Fue un hombre extraordinario, bondadoso, inteligente y con un corazón tan grande como su talento".

Con este luto, se cierra un capítulo dorado, pero su legado de humor y bondad, las risas que sembró en cada hogar, permanecen como su obra maestra más grande.
Eduardo Manzano descansa en paz, pero su Polivoz resonará por siempre.








