"La idea era reflexionar sobre cómo la música está presente en nuestras vidas como otro elemento más, así como cuando respiras que no lo haces de manera consciente", dijo Sopitas a esta casa editorial.

Para nadie es secreto que en la música también se juzga mucho por los géneros que uno escucha: el rockero verá menos al que prefiere el reggaetón; el que escucha jazz no entenderá al que se apasiona hasta las lágrimas con el regional mexicano.
"Eso siempre ha existido. Yo crecí con esa segmentación de rock contra pop, y tengo una teoría personal: el mexicano durante mucho tiempo estuvo aislado, hasta los años 70 cuando se comenzó a tener acceso a la música de otros lados. A partir de ahí, el que tenía acceso asumió que tenía una superioridad y se generó una división.
"En el libro asumo que, en general, no es que haya música buena o mala, porque ahí más bien entran los gustos personales. Entonces ese era un poco el punto de partida y a lo largo del libro voy circulando en esos rincones, como es esta polarización y discriminación que denota nuestro propio egoísmo e ignorancia".

Con la llegada del streaming también llegó un mar de música y de lanzamientos abrumadores que pueden ahogar a cualquiera.
"Y sientes ese FOMO de '¿No se me está yendo algo?' Esa saturación de estrenos ha debilitado el disco como concepto y ha fortalecido las playlist, donde en lugar de escuchar cuatro discos, escuchas canciones sueltas en un fortalecido modelo de playlist", explicó Sopitas.
Algo similar pasa con los festivales, otra arista que toca el libro de Alanís, en los que consumes una 'embarrada' de muchos artistas, incluso de géneros disímbolos.
"Es como un modelo de 'todo en uno' en el que también empieza a haber una saturación de festivales. Algunos desaparecen porque no es viable ni económicamente ni artísticamente porque ¿cuántos headliner puede haber y cuántos de ellos prefieren armar su propia gira que ir a tu festival? Además se ha descuidado el desarollo de nuevos artistas, no se han nitrido lo suficiente".

(Fotos: Cortesía)
Que en los festivales se pueda escuchar un poco de varios géneros es algo que entusiasma a Sopitas porque considera que también se pueden generar experiencias entre distintas generaciones, tal como pasó en el pasado Corona Capital, donde lo mismo se presentaron leyendas como Toto y Paul McCartney junto a exponentes jóvenes como Shawn Mendes o Melanie Martinez.
"Eso siempre lo ha hecho el Glastonbury, que para mí es el festival más importante del mundo. Recientemente pasó en el Corona Capital, donde vimos una división super marcada pero que sirvió para que el papá pudiera vivir el primer festival de su hijo y generar una gran experiencia juntos, aunque quizá lo estoy idealizando de más".







