
Foto: (Cortesía. Mayra Ortiz)
Y esa señal llegó cuando las luces se apagaron, cerca de las 20:45 horas, y se proyectó en una pantalla de fondo un intimidante personaje con máscara y sombrero que daba instrucciones y alertaba sobre lo que llegaría: la calma después del caos.
Simone, la gran diosa de la noche, tomó el centro del escenario, una luz blanca iluminó su hermosa cabellera rojiza y su piel, para soltar las primeras notas con su voz que fue de lo más sutil a lo más profundo, con la complicidad de su agrupación que entró momentos después para dinamitarlo todo con 'Unleashed' y 'The Essence of Silence'.
Violines, coristas, trompetas, violonchelos, guitarras, batería... de pronto la intensidad subía a lo más alto como en una orgía de sonidos que contagiaba a los 10 mil asistentes.
Cada músico se entregó por completo, los integrantes de Epica (comandados por Mark Jansen) al frente de la orquesta, se desplazaban por el escenario de varios niveles con pantallas escalonadas, hacían señas a sus seguidores para que aplaudieran, gritaran o agitaran las manos al ritmo de sus canciones de poder.
Cuando llegaban los momentos más apacibles del set list, los asistentes iluminaban el auditorio con las linternas de sus celulares. Eran instantes de relajación que solo servían para tomar fuerzas y continuar con la batalla, con esa epopeya sinfónica en la que Simone, cada vez mas deslumbrante entre cambios de vestuario, protagonizó una noche por demás épica y gloriosa.

Foto: (Cortesía)
Todo inició con 'Unleashed', también llegaron temas como 'Arcana', 'Sirens - Of Blood and Water' (invitadas: Charlotte Wessels y Marcela Bovio), 'Code of Life', 'Cry for the Moon' para cerrar con 'Consign to Oblivion' y la despedida final del grupo con los acordes orquestales de fondo de 'Jack Sparrow'.







