
(Anthony Richardson de Indianápolis Colts / Foto: X)
La lista alcanza los 10 mariscales con Anthony Richardson (Indianápolis Colts, lesión de hombro derecha que requirió de cirugía), Trevor Lawrence (Jacksonville Jaguars, tobillo derecho), Justin Fields (Chicago Bears, pulgar de la mano derecha), el ganador del Super Bowl Matthew Stafford (Los Angeles Rams, cuello) y Kenny Pickett (Pittsburgh Steelers, se lesionó el tobillo derecho y se sometió a cirugía].
Y cuatro más experimentados, Ryan Tannehill (Titans), Jimmy Garoppolo (Raiders), Derek Carr (Saints) y Kyler Murray (Cardinals) entran y salen del campo, un juego sí y otro no, arrastrando viejas lesiones.
La vulnerabilidad física de los mariscales, explican los analistas, radica en el estilo de juego que llevan a cabo los equipos en la actualidad, esquemas de jugadas que se basan en la velocidad de un receptor para realizar una trayectoria y recibir un pase 3 o 4 segundos después de haber iniciado una jugada.
Si esta combinación no ejecuta con tal velocidad, el mariscal debe escapar de la bolsa de protección y optar por una jugada personal que, en casos como el QB de los Chicago Bears, Justin Fields, puede generar un primero y diez terrestre por el que su integridad se expone en exceso a un golpe de linebackers o jugadores de perímetro.
Un análisis de la cadena ESPN concluyó que en las 21 temporadas que estuvo Tom Brady en la NFL pasó 152 semanas sin jugar por lesiones en hombro derecho, tobillos, pie derecho, brazo derecho, costilla, dedos de mano derecha e izquierda, muslo derecho, rodilla derecha, espinilla izquierda, mano y codo derecho, y pantorrilla izquierda.
Lamar Jackson, un protagonista de 2023 como líder de los Baltimore Ravens, equipo que está muy cerca de volver a jugar un Super Bowl como el contrincante de la Conferencia Americana, tuvo dos temporadas anteriores cerrando en la banca, indispuesto por lesiones de rodilla, incluso bajo la sospecha de haberse salido del campo por la falta de un acuerdo contractual.

(Lamar Jackson de Baltimore Ravens / Foto: X)
El 4 de diciembre del año pasado, Jackson se lastimó la rodilla izquierda. Se creyó que estaría listo para la postemporada. Sin embargo, sin su juego, su equipo perdió la final de conferencia ante Cincinnati y muchos le reclamaron falta de voluntad y esfuerzo para jugar ese partido crucial.
Ante este tipo de riesgos, la NFL ha implementado medidas de seguridad para prevenir lesiones en los quarterbacks.
Se ha aprobado el uso de un casco especial para ellos, diseñado para evitar lesiones graves, principalmente las conmociones cerebrales. Además se han eliminado bloqueos por debajo de la cintura, los derribos por el cuello y los golpes a “jugadores indefensos”.
La liga también ha aprobado una nueva regla que permite a los equipos contar con un quarterback de emergencia y fomenta la contratación de expertos preparadores físicos independientes, denominados observadores ATC, quienes observan posibles lesiones en los campos de juego.
Sin embargo, el futbol americano profesional de Estados Unidos sigue siendo un deporte de alto impacto y con un alto riesgo de lesiones, especialmente para los mariscales que, pese a que cada año son mas rápidos y más fuertes, están expuestos al embate de 11 tipos que, del otro lado, quieren aniquilarlos.