Las alertas se prendieron en la Red de Madres Buscando a sus Hijos, la cual lleva varios casos provenientes del Distrito Federal, Estado de México y Tamaulipas.

La dirigente de la red, Leticia Mora Nieto, explica que este cambio al interior de la fiscalía comenzó desde la llegada de la nueva fiscal, Ángela Quiroga, a finales de 2015. En la red percibieron que ya no había interés en sus casos.

La fiscal alegó que las desapariciones no estaban ligadas a la trata de personas.

La red de madres protestó: en primer lugar, no se podía simplemente descartar la trata como línea de investigación. Además, varios casos habían sido muy mal llevados en los estados originarios; bastaría hablar de las cuatro desaparecidas en Tamaulipas, donde las autoridades son incluso sospechosas de haber participado en los raptos. Pero además del tiempo perdido, y el hecho innegable de que la PGR cuenta con más recursos y posibilidades de búsqueda, tan sólo el simple hecho de poder entrar al programa de recompensas ya es una ayuda.

Mediante reuniones, pláticas y franca presión, las madres de desaparecidas obtuvieron que no se regresaran a los estados, pero serían reubicados en la fiscalía de desaparecidos.

Ahora, ya van dos meses en los que cada caso se encuentra en el limbo, que no tiene ministerio público a cargo, que no hay investigaciones ni diligencias. Dos meses en los que ningún familiar sabe a ciencia cierta en qué oficina se investiga la desaparición de su ser querido.

“Es muy inhumano por parte de la fiscalía de Fevimtra”, sentencia Leticia Mora. “Hace más de cinco años que habíamos estado trabajando, que se estaban atendiendo los casos de desaparecidos, afortunadamente hubo localizaciones por parte de Fevimtra […]. Hoy tuve una reunión con el subprocurador de Derechos humanos, Eber Betanzos, y debía venir la fiscal, Ángela Quiroga”. Aunque la presencia de esta última era importante para informar sobre el estado de cada desaparición, no llegó.

Glosario de supervivencia Investigación policial: Si la autoridad agrega: “hasta las últimas consecuencias”, se teme atole con el dedo.