¿Una sagrada familia?

Lydiette Carrión

OPINIÓN 14/09/2016 08:57 Lydiette Carrión Actualizada 08:57

El fin de semana pasado, en diversas ciudades del país, varios miles marcharon en contra del matrimonio igualitario (concepto que engloba tanto los matrimonios entre personas del mismo sexo como otras conformaciones de familia no tradicionales). 

Estos grupos alegan que se debe proteger la “familia natural”, la cual, según ellos, se compone de padre, madre e hijos. Cualquier otro tipo de familia es, o un “accidente”, o contraviene la misma idea de familia. 

En realidad, la familia “natural” del ser humano sería más cercano a un clan prehistórico: padres, madres, hermanos, hijos, en un matriarcado donde no importa mucho quién es el padre de un niño. Todos los adultos se hacen responsables de los niños y los quieren por igual. 

Este tipo de familia “natural” podría ser una opción: Una comunidad en la que no hay madres solteras o solas, no hay diferencias entre un niño u otro. Un espacio de absoluta colaboración y horizontalidad. 

Pero a lo largo de la historia, las necesidades culturales, económicas, han moldeado otro tipo de arreglos. Por ejemplo, en la antigüedad se acuñó la palabra familia para designar a todos los esclavos e hijos de un patriarca. Este podía decidir sobre la vida y muerte de su mujer, descendencia y esclavos. 

Ya a finales de la Edad Media, se conformó el concepto que ahora defienden estos nuevos grupos en México: un padre que trabaja y sostiene monetariamente a la mujer y los hijos. La mujer por su parte carga con toda la responsabilidad de la crianza y el trabajo doméstico (el cual hasta la fecha es el verdadero pilar económico; el 20% del PIB se genera aquí). Paradójicamente, antes de esta época había otros tipos de familia y la pareja solía trabajar de forma cooperativa en el campo. 

A lo largo de la historia, es posible ver que las familias se corresponden con necesidades económicas y sociales, e incluso con necesidades demográficas. Desde los años 70 del siglo pasado comenzaron a realizarse campañas bajo el slogan: la familia pequeña vive mejor (más adecuada para la vida en la ciudad), en contraste con la idea de tener el mayor número de hijos posible (acorde a una mayor tasa de mortalidad infantil, en el campo). 

La familia no es sólo afectos; se ve moldeada por necesidades e influencias de las diferentes fuerzas sociales. Cabe preguntarse a qué intereses responde un movimiento que llama a descalificar cualquier familia que no sea la tradicional y se pronuncia por que el principal objetivo sea la reproducción. 

Familia: Espacio de amor en constante transformación. 

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