Por: DANIELA PAYÁN
Otro factor determinante es tu estilo de vida y tus horarios. “Al ser cachorros, están en un periodo en el cual necesitan ser educados para alimentarlos y asearlos, pero también se requiere tiempo para limpiar su espacio y acudir a las consultas con el veterinario”, señala Maribel.
Considera que, en primera instancia, tu nuevo amigo puede ser tímido o acercarse a la puerta y ladrar pues aún no comprende que ahora vivirá en un lugar seguro. Asimismo, poco a poco descubrirás su personalidad: cooperador, distraído, dominante o sumiso.
Al margen de ello, la rescatista exhorta a evitar los regaños o castigos, y reconocer los aciertos del animal “con una caricia, un apapacho, una palabra o un premio”, a fin de inculcar un aprendizaje positivo a lo largo de su proceso de adaptación.
Y considera los gastos que implica tener a este nuevo miembro de la familia: vacunas, medicinas, alimento, una camita, juguetes, etcétera.
En general, recibir a un can en su primera etapa de existencia es sinónimo de constancia y paciencia.
¿Qué espacio disponible hay para el nuevo miembro de la familia? Esto será determinante para saber a qué raza podrías ofrecerle la mejor calidad de vida.
Estima gastos de vacunas, alimentos y productos de higiene, los cuales pueden cambiar a medida que crezca.
Hay pelajes que demandan más cuidados que otros. Por ejemplo, el Pomerania, desde pequeño, necesita una rutina de cepillado diario pues posee una doble capa de pelo: una larga y gruesa, y otra corta y lanosa. Fuente: Purina







